Las cuevas están excavadas en roquedos de arenisca y presentan una galería estrecha que entra en línea recta, luego gira en codo y se accede a una cámara circular y abovedada. Las piedras, son todas diferentes aunque presentan elementos comunes como cazoletas. Relacionadas con algunas piedras y cuevas perviven leyendas hermosas y además existen testimonios sobre su uso en el siglo XX.
Destacamos su existencia, tanto de las piedras como de las cuevas, porque en torno a todos estos elementos se acumulan indicios y argumentos que las relacionan con un uso ritual de tradición prepatriarcal.
Estos indicios que nos dejó Manuel Benito fueron afianzándose tras el trabajo de recopilación de información que realizó Eugenio Monesma y en el que tuve la oportunidad de colaborar.  Gracias a su experiencia como etnógrafo de reconocido prestigio y realizador de multitud de documentales, tuvimos la ocasión de recabar las opiniones de expertos y de contar con todo lo necesario para ir recorriendo cada cueva y cada piedra localizada por Manuel Benito.
Las cuevas, son únicas en el mundo, al menos de momento.
Se pueden interpretar como úteros de la Madre Tierra, en los que se re-creaban los ciclos de la vida del ser humano.  Son estructuras que han pervivido desde hace siglos, aunque no sabemos cuántos con seguridad.
Las leyendas vinculadas a algunos de estos lugares, son rarezas etnográficas en las que, a su carácter mágico se une el protagonismo de los moros y las moras. La identidad de estos personajes nada tiene que ver con los musulmanes, son seres míticos, anteriores al cristianismo e identificados con lo pagano. Algunas cuevas y piedras han estado olvidadas sin que nadie reparara en su existencia, pero otras han continuado siendo visitadas, recogiendo el deseo de mujeres con dificultades para concebir.
Visitarlos es viajar en el tiempo.
En general, son lugares hermosos, singulares,  que sorprenden a las personas que los visitan. Entrar en alguna de las 40 cuevas localizadas en la provincia de Huesca, es una experiencia difícil de olvidar. Al iniciar el acceso por las galerías siempre existe la duda de qué habrá dentro, cómo será la cámara, qué elementos encontraremos dentro. A pesar de la estructura común antes mencionada, no existe ninguna cueva igual a otra. Son todas diferentes, en medidas, proporciones, orientación de la entrada, y entalladuras del interior.
Las piedras, en especial la Catedral de la Fertilidad conservan elementos que definen su uso ritual, como cazoletas, puntos en los que se marcaban los ciclos solares, grabados en la piedra, y también estructuras para las que todavía no encontramos explicación, como unos huecos que parecen cías y una entalladura enorme que sugiere ser un aljibe.
La relación con “lo femenino”, el vínculo con la capacidad de dar vida ha seguido vigente durante siglos. Eso sí, si en origen fueron templos en los que se honraba la fertilidad, con el paso del tiempo se convirtieron en una esperanza secreta que espantara el horror a la esterilidad.
Los lugares son demasiados para ser nombrados uno por uno, las razones e indicios que las definen como antiguos lugares sagrados de la tradición matrística son numerosos, y por eso la mejor manera de conocerlas es venir, experimentarlas, acudir a sentir su antigüedad y su poder.
Alicia Gallán-Elfau. Huesca Ancestral
Contactos: aliciaelfa@gmail.com. 647 66 34 04

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